Rojo

La gente que me ve se compadece o se vomita.
algunos piensan que llevo horas llorando desconsolado y que por la fortaleza de mi corazón, todavía no me he ido a casa a refujiarme bajo las almohadas para éstas reciban lágrimas.
El otro puñado de personas creen que mi rencor y odio decidió tomar color y un lugar para vivir y escogió mis ojos.
Llevo una semana con conjuntivitis: con la mirada de un samurai a punto de cobrar su venganaza que por muy machín que sea no paran de llorar.



Y yo sigo dando vueltas en mi cuarto de paredes alcochonadas.